sábado, 21 de abril de 2018

TATY TORRES








DE JUNCOS Y HUMEDADES

I
Puedo hablar de las humedades
de este cuerpo
que es todo sed
cuerpo nube que parpadea
cuerpo de olas transparentes.
Puedo hablar del viento
Decir que se desloma por mi cauce
luminoso y salino
y enjuaga su rostro
y esconde en mis juncales
el sudor de sus palmas.
Puedo hablar de tu lengua tumefacta
mi río poderoso
tu arrastre y empuje
de mis brazos ramajes
enredados en tu cuello de minotauro.

  

II
Puedo decir que se quedó mi sexo
respirando sobre las piedras.
Respirando el recuerdo del medio día.
Tal vez decir que dueles en la espesura de mi centro/centro
en el recuerdo del agua salobre.
Fluye por mis venas el amor
baja por mis silencios
gota
a gota.
Ay como roza mis junquillos
como sisea con su lengua víbora
mi vocación de luna.
Ay como se cuartea la vida en menguantes
cuando no estás.



III
Nada es verdad amor
sólo el deseo que nace
cuando me miras con los ojos líquidos.
Niña mala soy
llena de bocas
de sangre espoloneando mi vientre.
Nada es verdad me dices
reposando en mi seno desnudo
sólo tú
la simetría de tu amor
tu cuerpo florecido
y las horas desvanecidas en tu espalda.





IV
Mi hombre/gaviota
clava las garras en mi costilla
unge mi sexo con besos y saliva.
Me hundo en su abrazo
y otra vez
en silencio
soy ola
caricia de a-mar
cuerpo lleno de agitaciones.
Gorriona de orgásmico aleteo
gemido que corta el aire.
Mi hombre/gaviota
estoy perdida en tu paisaje
en tus juncos y humedales.
Ven
el paraíso es más bello desde acá
el tiempo no hiere
acércame tu voz
dibuja mariposas de fuego con tu aliento
ondúlate en mi cadera.






Meditando Cicatrices


Escribo desde la cicatriz que dejó la historia,
desde antaño cabalgo sin alas
porque los ángeles son hombres
porque Dios es hombre
robó mi divinidad.
Desde la marca que dejó el ayer
le hablo a la de voz profunda
que quiere gritar
después de centurias de silencios
Queremos perfección,
eliminar las líneas que nacen en el rostro
el paso del tiempo en el vientre.
Nos ofrecen resultados inmediatos
y olvidamos los surcos de nuestra historia
las quemaduras allá en Salem.
Han sido días muy largos
somos miles las que esperamos
una intervención quirúrgica
que nos devuelva sangre, honor.
En sus pequeñas habitaciones nos llamaron impías
herejes.
Desde el púlpito
levantando el cetro de poder nos mutilaron.
Desfiguradas yacemos
apenas alumbradas por una luz mortecina.
En la noche de los orígenes
el verbo ya no fue.
Fuimos preferidas por la naturaleza
dotadas de sabiduría.
Aberración,
tanto poder no debía permitirse.
En su afán por anularnos
cocieron nuestros labios
con el hilo de sus ideas
dejaron fisuras para alimentarnos de vacío.
De tanto padecer
empezamos a soñar con manjares filosóficos.
Nos han intervenido
maquillado el cuerpo
infringido nuevas marcas
pero necesitamos agujas muy gruesas
que traspasen las capas de vida
y regeneren el alma.
Ahora miro mis cicatrices desnudas
me cansan
tiendo la mano
trato de aferrarme a un territorio conocido
quizás a otra cicatriz.
Este cuerpo, tan mal interpretado
donde se han escrito historias,
se sintoniza a un lenguaje misterioso.
La suave línea aterciopelada
que une el ombligo al pubis
la alegre sutura que atraviesa el vientre
los pezones curtidos.
La pronunciación del cuerpo es una bendición.
La obsesión por las formas desaparece.
las texturas se vuelven perfectas.
Este nuevo dolor que se escribe en la carne
es voluntario.

https://poetassigloveintiuno.blogspot.cl/2015/05/taty-torres-diaz-15978-poeta-de-chile.html

No hay comentarios: