lunes, 15 de octubre de 2018

TAMARA ORELLANA VALDIVIESO




Purificación del Fuego



Entregamos tu cuerpo a las llamas.

Ahora es sagrado

el fuego





Es insultante esta calma



Ya no tenemos nada de qué quejarnos.

No hay pelos en la ropa,

ni un punto corrido en mis medias,

no hay ruidos a mitad de la noche,

no tropezamos con nada en el pasillo.

Salvo el insomnio, nada perturba nuestro sueño.

Las cosas insisten en permanecer en su lugar.

Toda la casa está demasiado limpia,

demasiado quieta.

Es insultante este orden.

Es ultrajante esta calma.





No poder entender la ausencia



Me acuerdo cuando la señora Ángela me contó

que cada vez que me iba a clases

dabas vueltas por mi pieza

y me buscabas, llorando.

Me dio ternura,

como se enternecen los adultos

de las penas de los niños,

sin tomarlas en serio.



Ahora entiendo qué se siente

dar vueltas por la casa y que,

por más que se lo llame y se llore,

el ser amado

no aparezca.




Fe



Qué lindo sería creer en Dios.

Qué alivio poder despojarse

de esta rabia difusa contra la vida

y tener de pronto alguien

concreto y definido

a quien culpar de esta injusticia

sobre quien descargar mi ira




Rugir



Qué mentira más grande

la omnipotencia semántica del lenguaje.

Para poder decir este dolor

yo tendría que rugir.



Tendrían que desencajarse mis mandíbulas

volverse poderosas mis quijadas, mi garganta,

mis dientes afilarse hasta colmillos,

convertirme en la fiera que soy

y rugir



Rugir hasta que se detenga el curso de los astros en el cielo

y el sol, temblando, no se atreva a salir,

que no pueda amanecer un nuevo día

hasta que los cielos no me hayan devuelto

a mi cría.


https://circulodepoesia.com/2018/06/poesia-chilena-actual-tamara-orellana-valdivieso/