EL
RITUAL DEL LOBO BLANCO
Navegó
la imaginación del lobo Blanco en el pasado para alcanzar la estructura de un
mito; detrás del mito, una historia… “En mayo
de 1960 se registra el último sacrificio humano conocido entre los
mapuches, realizado en la novena región de Chile; para calmar las aguas
desatadas en el mayor cataclismo que registra la historia”.
Por el rastro
atávico, vuelve a desandar el Lobo Blanco el traqueteo de los años. Aunque la lluvia
borró las evidencias, ha resuelto
divorciar la verdad del mito; por que el sur, acaso estremecido aún
existe.
2.-
Desde el mar de
la memoria
con más pelos en
el cuerpo
se zambulle en
la retórica
coge a su paso
del corazón
de la
tierra el latido.
Un salto atrás
demanda el prejuicio
para salvar a la
manada de la ignorancia.
3. –
Asomó la machi
curandera del canelo penitente
le seguía como un perro
el humo de la ruca.
Caminó sin estridencia
al pulso que dicta la
tierra
purificó en el río de la mañana
su espíritu.
Ató su negra cabellera
enjoyó su atuendo
mientras el sol
en equilibrio
se colaba por el
nervio vivo de los árboles.
Unió las yerbas
ancestrales
añadió fe a la
pócima
una vez más la
naturaleza
respondió a lo
femenino.
Elevó peldaño a
peldaño
la oración
vegetal
como un tizón le
quemaba
el mensaje
divino revelado en sueños.
En su lengua
enredó el misterio.
Una catarata de
rezos
continuó su
curso
para echar
raíces
en las grietas
de la memoria.
4.-
Renegreaban
retozando
los lobos en el roquerío
sobre sus briosos lomos
jugueteaban en la normalidad del día
los últimos
rayos de sol.
Las mujeres en la
penumbra
amasaban laboriosas
la tortilla
los hombres acarreaban la leña
para la fogata nocturna.
Nada hacía presagiar el desastre.
El ojo nativo tras
los chilcos
avizoró desde la
inmensidad azul
acercarse en la cresta de una ola
un enorme lobo albo.
Sobre un peñasco dormitaba
el oscuro monarca de la lobería
frente al encuentro inesperado
mostró la fortaleza de sus dientes.
Sin mediar diplomacia
una extensa
batalla
enrojeció las
aguas del océano.
Con la victoria
asomándole en los ojos
la deidad
blanca de las aguas
convocó a
la manada.
Uno que otro
rugido cerró el pacto
desnudas las
rocas
lloraron a sus
moradores
aquel día de mayo del año sesenta.
5.-
El viento
despeinó la fe de la gente de la costa, enloqueció el océano; se partió en dos la tierra; los árboles
cual amigos borrachos, se abrazaron hasta perder la dignidad al desplomarse
categóricos. Ruido y polvo crecieron en la súplica emparentada al dolor.
Subyugados por la tiranía
apocalíptica, alzaron sus manos
remojadas por la pesca, intentando aclarar la amnesia de su dios. Fue azul y
negra la expresión de la tristeza
aquella tarde.
6.
La imagen primitiva, desde lo alto enfrentó la orgía acuosa , el reto de las
aguas impreso en las pupilas. Cai- Cai hostil se revolcaba sin dar tregua.
Ataviada de siglos sintió en las venas el deambular enloquecido de las olas.
Tiritó la machi en su chamal, empinó sus talones al borde del precipicio.
Sagrada y poderosa fortaleció el milagro en la energía de los muertos.
Resuelta por el éxtasis, elevó la ofrenda viviente, el
revoltijo de las olas absorbió el enigma. Un círculo rojo crujió en el vientre
del océano, flotó a la deriva el cuerpo tibio, consagrado a la ira divina; en este ciclo de muerte para la vida. Elevó la mirada hacia el horizonte, buscó
afanosa en la plegaria despertar los eclipses, iluminar el oráculo para
tranquilizar el corazón de su pueblo.
7.-
¡INFANTICIDIO!
dijo el sensacionalismo de la prensa
errática de lengua y criterio.
8.-
Se hizo el metabolismo del espíritu legendario
desconocido
para la ciencia.
9.-
Los teólogos convencionales se preguntaron
los conferencistas
los anticuarios
escépticos y creyentes se preguntaron.
La verdad trenzó sus labios
huraña se escondió
en la puerta trasera de la historia.
10.-
Frente a la abundancia del plato, arrinconada en la
ceguera de mis límites, me pregunté. ¿Una herejía casera acaso?.
Híbrido
invento de la sangre, me pregunté, me pregunto,
no logro soltar el gesto.
11.-
¿Parricidio u
orgía de barbarie?
Los tribunales se preguntaron.
Testigos y acusados concurrieron cabizbajos,
inexpugnables a enfrentar un sistema litigante en el que se movían torpes y
lentos, les chicoteaba como un látigo la simbología de los códigos
que penden del pantalón de la justicia. Omnipotente el juez desde el Olimpo de su
estrado, les interrogó y ellos urgían a
ngenechen. También ellos exigían respuestas, desde su gemido ancestral no
comprendieron la mutación del proceso que se embucharon las páginas de la
historia.
12.-
¿Ritual sagrado o
sacrilegio?
Se preguntó la
iglesia.
Un cúmulo de
sotanas arrodilladas afiebradas de olvido,
oraban atrincheradas en sus
prejuicios .
Era posible, resistiera en el corazón de la civilización,
este pasado engendrado en la matriz de la frontera.
Los espíritus de
la tierra al borde de la extinción, con la fuerza de otro tiempo sacudieron sin pudor el andamiaje de los santos.
13.-
¿No fueron acaso
los hombres, los que sacrificaron a uno para la salvación de la manada?
Del Libro EN LA MEMORIA DEL VINO
ANÉMICOS
SUDACAS
A ras de un flaco aire
desclasados en la
tierra prometida.
Anémicos sudacas
se sacuden la semilla
originaria
el sur de la sangre.
Volantines sin cola
naufragan el
oscurantismo de la fuente
otean a Europa
para robarle
una mirada azul
cielo.
Desprendidos del
ombligo
la chispa indómita
cruje cruce genético
en su cáscara.
“Champurria”
mil veces
“champurria”.
El estigma clava la
vena.
Altivos pellines al abrazo de la lluvia
encumbraron mensaje
los dioses.
Remiendo de hostia y canelo
Gnechen y Cristo Champurriaban
bajo catedral del crepúsculo.
FRONTERA
HERIDA
Hosatura de piedra a la deriva
débil luz luchando con su sombra.
Hiere el vicio
cuchillazo vivo
en la matríz de la
frontera.
De libro editado
EL LINAJE DE LA LLUVIA
FRESIA
DEL BIO BIO
De espalda al siglo de las luces
hila la costumbre
El nervio vivo
Trenza, tierra y tradición
hilandera incansable de largo invierno.
En la nobleza de su rostro
gotera de tiempo
enciende de copihues su frente
Corona el trarilonco
la ventolera de sus muertos
que no tuvieron nombre.
Palpita el misterio de Fresia.
en estrella de sur profundo.
Vuelve de azul infancia
De sus manos de madera interrumpida
De su delantal febril de primaveras
altiva a recrear su historia.
A mi padre
Desertor de las costumbres
A Tirúa amarraste
tus pasos e’perro
el vicio de macho
tu canto bohemio.
Elegido en el casting de la vida
fuiste el primero en partir
de esta casta de
inmortales
cuando la vida entera coqueteaba
con mis diecisiete años.
Bajo la Arena de
Quidico
enredaste tu arteria
en la lluvia inclaudicable de mayo.
Crujieron las tablas al fondo del agua.
Me dejaste
trazas de quijote en la piel
tu herencia la cargo en mis venas.
Comunión
Comulgo en la doctrina del fogón
La indiferencia a la gesta de mis ancestros
Confieso que bebí
En la cátedra aguachenta de éste siglo quinto
donde la Cruz olvidó su espada.
Enyugado a la tiranía del abecedario
El mestizaje de los latidos
Sangra gotas en la Frontera.
Los
monumentos.
Las estatuas al invasor y su bota
en las plazas hacen nata
Llora e polvo el pueblo
la identidad se quiebra
cual lomo de cordillera
Carahue y sus leones de poca monta
un atentado
a la ética
Un perdigón
a la estética
su exhibición de
locomóviles.
Devoraron cuervos enmohecidos
la virginidad de las
montañas.
Se agarró el nativo como la hiedra
A la fuerza de la tierra
No obstante, la dignidad ancestral
por las manos de la memoria
no fue moldeada.
Con
el hacha en la raíz
Con
el codo implacable
Borraron huella
invencible
de los héroes
verdaderos
Rebelde digestión de las palomas
ha salpicado de justicia el bronce
Del Libro en Proceso de Edición BORRACHERA AZUL DE LOS
DIOSES
En batalla épica del agua naufragaba el sur sin remos”
“Afona
noche”
Perfilaba tensa línea azul
sobre el horizonte.
Tras el estallido oceánico
en el vientre exacto de las
costas
El movimiento desnudo
no dio tregua.
Mugió la tierra y hincharon
sus costillas
vibración de herrumbre curvó
el cielo.
Bajo sombra de la bruma
cristalina catedral de agua
Palpitante
Laberíntica
Desbocada
quebró sus rodillas en la
caída.
Del
Libro en proceso de edición RUCAPILLÁN
Bajo elocuencia de la
noche indígena, enciende el mito el volcán de la memoria, para hacerse magma,
para hacerse lava y candente piedra.
CABALLO BLANCO
Fuente:
Carmela Ñanco
Tres días antes del suceso
bajo claridad lechosa
de la luna
extenuado ondea en la
cima
penacho de humo negro
bandera de puelche
cordillerano.
Ritual revelando lo remoto
desde hirviente cráter
asoma tutelar a la
distancia
en estampa nupcial
aséptico caballo
mensajero.
Bajo pezuñas sagradas
fuerza ciega
gravitando
la cicatriz
incandescente.
Sonoridad de pretéritos cánticos
van preñando el
macizo andino.
Pálpito de vida
chispa y llamarada
útero fecundo
enrojece y revienta.
Humo gris tiñe la
nieve
lluvia de lava
líquida y silencio
cierran noche.
II
Por ladera humeante
Sobrenatural caballo
cola de polvo cósmico
desanda el camino.
II
Convocada por sangre
y huesos de los
antepasados
la “Machi” invoca
a Chau Dios vigía
sólo sus ojos
avizores
pueden dar fe del suceso.
Ataviada en brumas de
tiempo
actitud eclesiástica
notifica a su pueblo
.
Sin olfatear la borrasca
En
imperio perfumado de murtilla engalanaba adolecentes mariposas la muerte
pirotecnia
que no causaba espanto.
Contemplación distanciada sin espacio a la conmiseración por la especie humana.
En la otra orilla
de la Araucanía
rugía el Lonquimay
perturbando el
silencio de la costa.
Bestia solar
cenicienta lenguas anaranjados ampliaban la majestuosidad del espectáculo.
Lonquimay: volcán
de la región de La Araucanía, Chile