sábado, 4 de agosto de 2018

OLGA TORO MUÑOZ




EL RITUAL DEL LOBO BLANCO

Navegó la imaginación del lobo Blanco en el pasado para alcanzar la estructura de un mito; detrás del mito, una historia… “En mayo  de 1960 se registra el último sacrificio humano conocido entre los mapuches, realizado en la novena región de Chile; para calmar las aguas desatadas en el mayor cataclismo que registra la historia”.

Por el rastro atávico, vuelve  a desandar   el Lobo Blanco  el traqueteo de los años. Aunque la lluvia borró las evidencias, ha resuelto  divorciar la verdad del mito; por que el sur, acaso estremecido aún existe.   


2.-
Desde el mar de la memoria
con más pelos en el cuerpo
se zambulle en la retórica
coge a su paso
del corazón de  la   tierra el latido.
Un salto atrás demanda el prejuicio
para salvar a la manada de la ignorancia.
3. –
Asomó la machi
curandera del canelo penitente
le seguía como un perro
el humo de la ruca.
Caminó sin estridencia
al pulso que dicta la  tierra
purificó en el río de la mañana
su espíritu.
Ató su negra cabellera
enjoyó  su atuendo
mientras el sol en equilibrio
se colaba por el nervio vivo de los árboles.
Unió las yerbas ancestrales
añadió fe a la pócima
una vez más la naturaleza
respondió a lo femenino.



Elevó peldaño a peldaño
la oración vegetal
como un tizón le quemaba
el mensaje divino revelado en sueños.
En su lengua enredó el misterio.
Una catarata de rezos
continuó su curso
para echar raíces
en las grietas de la memoria.


4.-
Renegreaban  retozando
los lobos en el roquerío
sobre sus briosos lomos
jugueteaban en la normalidad del día
los últimos  rayos de sol.
Las mujeres en la  penumbra
amasaban laboriosas  la tortilla
los hombres acarreaban la leña
para la fogata nocturna.




Nada hacía presagiar el desastre.
El ojo nativo tras  los chilcos
avizoró  desde la inmensidad azul
acercarse en la cresta de una ola
un enorme lobo albo.
Sobre un peñasco dormitaba
el oscuro monarca de la  lobería
frente al encuentro inesperado
mostró la fortaleza de sus dientes.



Sin mediar diplomacia
una extensa batalla
enrojeció las aguas del océano.
Con la victoria asomándole en los ojos
la deidad blanca  de las aguas
convocó a la  manada.
Uno que otro rugido cerró el pacto
desnudas las rocas
lloraron a sus moradores
aquel  día de mayo del año sesenta.

5.-
El viento despeinó la fe de la gente de la costa, enloqueció el océano; se partió en dos la tierra; los árboles cual amigos borrachos, se abrazaron hasta perder la dignidad al desplomarse categóricos. Ruido y polvo crecieron en la súplica emparentada al dolor. Subyugados por  la tiranía apocalíptica,  alzaron sus manos remojadas por la pesca, intentando aclarar la amnesia de su dios. Fue azul y negra la expresión de la tristeza  aquella tarde.


6.
La imagen primitiva, desde lo alto  enfrentó la orgía acuosa , el reto de las aguas impreso en las pupilas. Cai- Cai hostil se revolcaba sin dar tregua. Ataviada de siglos sintió en las venas el deambular enloquecido de las olas. Tiritó la machi en su chamal, empinó sus talones al borde del precipicio. Sagrada y poderosa fortaleció el milagro en la energía de los muertos.
  


Resuelta por el éxtasis, elevó la ofrenda viviente, el revoltijo de las olas absorbió el enigma. Un círculo rojo crujió en el vientre del océano, flotó a la deriva el cuerpo tibio, consagrado a la ira divina;  en este ciclo de muerte para la vida.  Elevó la mirada hacia el horizonte, buscó afanosa en la plegaria despertar los eclipses, iluminar el oráculo para tranquilizar el corazón de su pueblo.




7.-

 ¡INFANTICIDIO!
 dijo el sensacionalismo de la prensa
 errática de lengua y criterio.

8.-
Se hizo el metabolismo del espíritu legendario
 desconocido para la ciencia.

                                                                  
9.-

Los teólogos convencionales se preguntaron
                   los conferencistas
                   los anticuarios
escépticos y creyentes se preguntaron.
La verdad trenzó sus labios
huraña se escondió
en la puerta trasera de la historia.



  
10.-

Frente a la abundancia del plato, arrinconada en la ceguera de mis límites, me pregunté. ¿Una herejía casera acaso?.
       Híbrido invento de la sangre, me pregunté, me pregunto,  no logro soltar el gesto.






11.-
¿Parricidio   u orgía de barbarie?
Los tribunales se preguntaron.
Testigos y acusados concurrieron cabizbajos, inexpugnables a enfrentar un sistema litigante en el que se movían torpes y lentos,  les chicoteaba  como un látigo la simbología de los códigos que penden  del  pantalón de la justicia.  Omnipotente el juez desde el Olimpo de su estrado, les interrogó y ellos  urgían a ngenechen. También ellos exigían respuestas, desde su gemido ancestral no comprendieron la mutación del proceso que se embucharon las páginas de la historia.



  
12.-

¿Ritual sagrado o sacrilegio?
Se preguntó la iglesia.
Un cúmulo de sotanas arrodilladas afiebradas de olvido,  oraban   atrincheradas en sus prejuicios .
       Era posible,  resistiera en el corazón de la civilización, este pasado engendrado en la matriz de la frontera.
Los espíritus de la tierra  al borde de la extinción,  con la fuerza de otro tiempo sacudieron  sin pudor el andamiaje de los santos.




13.-

¿No fueron acaso los hombres, los que sacrificaron a uno para la salvación de la manada?



Del Libro EN LA MEMORIA DEL VINO
ANÉMICOS SUDACAS

A ras de un flaco aire
desclasados en la tierra prometida.
Anémicos sudacas
se sacuden la semilla originaria
                    el sur de la sangre.
Volantines sin cola
naufragan el oscurantismo de la fuente
otean a Europa
para robarle
una mirada azul cielo.
Desprendidos del ombligo
                        la chispa indómita
cruje cruce genético en su cáscara.
“Champurria”
mil veces “champurria”.
El estigma clava la vena.

  

Altivos pellines al abrazo de la lluvia
encumbraron  mensaje los dioses.
Remiendo de hostia y canelo
Gnechen y Cristo Champurriaban
bajo catedral del crepúsculo.


FRONTERA HERIDA

Hosatura de piedra a la deriva
débil luz luchando con su sombra.
Hiere el vicio
cuchillazo vivo
en  la matríz de la frontera.




  
De libro editado
 EL LINAJE DE LA LLUVIA

FRESIA DEL BIO BIO

De espalda al siglo de las luces
hila la costumbre
El nervio vivo
Trenza, tierra y tradición
hilandera incansable de largo invierno.
En la nobleza de su rostro
gotera de tiempo
enciende de copihues su frente
Corona el trarilonco
la ventolera de sus muertos
que no tuvieron nombre.
Palpita el misterio de Fresia.
en estrella de sur profundo.
Vuelve de azul infancia
          De sus manos de madera interrumpida
          De su delantal febril de primaveras
altiva a recrear su historia.





  A mi padre
Desertor de las costumbres
A Tirúa amarraste
tus pasos e’perro
el vicio de macho
tu canto bohemio.
Elegido en el casting de la vida
fuiste el primero en partir
de esta  casta de inmortales
cuando la vida entera coqueteaba
con mis diecisiete años.
 Bajo la Arena de Quidico
enredaste tu arteria
en la lluvia inclaudicable de mayo.
Crujieron las tablas al fondo del agua.
Me dejaste
trazas de quijote en la piel
tu herencia la cargo en mis venas.










Comunión

Comulgo en la doctrina del fogón
La indiferencia a la gesta de mis ancestros
Confieso que bebí
En la cátedra aguachenta de éste siglo quinto
donde la Cruz olvidó su espada.
Enyugado a la tiranía del abecedario
El mestizaje de los latidos
Sangra gotas en la Frontera.

Los monumentos.
Las estatuas al invasor y su bota
en las plazas hacen nata
Llora e polvo el pueblo
la identidad se quiebra
cual lomo de cordillera
Carahue y sus leones de poca monta
         un atentado a la ética
         Un perdigón a la estética
 su exhibición de locomóviles.
Devoraron cuervos enmohecidos
 la virginidad de las montañas.
Se agarró el nativo como la hiedra
A la fuerza de la tierra
No obstante, la dignidad ancestral
por las manos de la memoria
no fue moldeada.
                 Con el hacha en la raíz
                 Con el codo implacable
Borraron  huella invencible
 de los héroes verdaderos
Rebelde digestión de las palomas
ha salpicado de justicia el bronce



Del Libro en Proceso de Edición BORRACHERA AZUL DE LOS DIOSES
En batalla épica del agua naufragaba el sur sin  remos”

“Afona noche”
Perfilaba tensa línea azul
 sobre el horizonte.
Tras el estallido oceánico
en el vientre exacto de las costas
El movimiento desnudo
               no dio tregua.
Mugió la tierra y hincharon sus costillas
vibración de herrumbre curvó el cielo.
Bajo  sombra de la bruma
cristalina catedral de agua
        Palpitante
        Laberíntica
        Desbocada
quebró sus rodillas en la caída.





Del Libro en proceso de edición RUCAPILLÁN
Bajo elocuencia de la noche indígena, enciende el mito el volcán de la memoria, para hacerse magma, para hacerse lava y candente piedra.
CABALLO BLANCO
Fuente: Carmela Ñanco
Tres días antes del suceso
bajo claridad lechosa de la luna
extenuado ondea en la cima
penacho de humo negro
bandera de puelche cordillerano.
Ritual  revelando lo remoto
desde  hirviente cráter
asoma tutelar a la distancia
en estampa nupcial
aséptico caballo mensajero.
Bajo  pezuñas sagradas
fuerza ciega gravitando
la cicatriz incandescente.
Sonoridad de   pretéritos cánticos
van preñando el macizo andino.
Pálpito de vida
chispa y llamarada
útero fecundo
enrojece y revienta.
Humo gris tiñe la nieve
lluvia de lava líquida y silencio
cierran  noche.
II
Por ladera humeante
Sobrenatural caballo
cola de polvo cósmico
desanda el camino.
II

Convocada por sangre
y huesos de los antepasados
la “Machi” invoca
a Chau Dios vigía
sólo sus ojos avizores
pueden dar fe  del suceso.
Ataviada en brumas de tiempo
actitud eclesiástica
notifica a su pueblo .



Sin olfatear la borrasca

En imperio perfumado de murtilla engalanaba adolecentes mariposas la muerte pirotecnia

que no causaba espanto. Contemplación distanciada sin espacio a la conmiseración por la especie humana.

En la otra orilla de la Araucanía

rugía el Lonquimay

perturbando el silencio de la costa.

Bestia solar cenicienta lenguas anaranjados ampliaban la majestuosidad del espectáculo.











Lonquimay: volcán de la región de La Araucanía, Chile













Ultimátum



Subterráneas voces

rumorean la sentencia

romperá la vértebra

en tardes de ceniza y fuego.

No cabrá en mi puño cobrizo

el rugido del volcán y su retorno.









Cráter en cinta






La noche amplifica los miedos minúscula imagino el vientre espeso suaves ondulaciones

hirviendo en inmenso caldero. Vibración de boca a estómago agitando la superficie del magma macera oculta incógnita. Tremor creciente

insobornable a higienizar la historia.







RUCAPILLÁN









Latencia


Glacial estatura de tu imperio trepa hacia el azul perpetuo. En tus costillas calcáreas palpita pestilencia de tiempo residual

se retuerce la contradicción

la conciencia incriminatoria.

Vivo en su llaga el sueño originario

se hace magma

lava cardiaca

fumarola crónica de la memoria.









           Rucapillán




Siete plagas desatadas

asolan largo

longevo

y estremecido cuerpo geográfico. Surrealista hostilidad empuja rueda . malograda cabeza nortina

arrasada por el barro.

Focos en bacanal

imantados de luz

succionaban el brillo de la desgracia.





  



Frágil filosofía

risada en el cristal de la soberbia cayó a su cepo.









Erupción


A ras del sueño

Insomnio enloquecido me despierta fugaz granada de fuego ebria de colores

encumbró demagógico argumento.

Sinfonía eternal desgrana

arpas de herrumbre

sobre el macizo engalanado llueve fuego y hielo. Un miedo incorpóreo

se fue haciendo a la sangre piedra

lava incandescente.
















A la intemperie

fuimos carne del azar

asombro y niebla.









Culebrón



Reptó al sur como en penitencia culebrón mediático alimentado por el morbo de la sangre.





  





Divinidad Andina

El Rucapillán encolerizado Ígneos ojos girando fuera de sus órbitas el sexo enrojecido

alzaba en lenguas de fuego colosal abolengo de sus pillanes. Justicieras ráfagas en ceniciento cielo exhortaban la soberbia de los elegidos

el dinero y las sotanas.






Pillán: espíritu poderoso e importante presente en la religión mapuche.








La fé colapsa la razón

Ramalazo de miedo

repartió angustia como hostia. Corazón atenazado en un puño remolinos de colores la sangre escarban a tientas escoria religiosa. Apagada la luz de la razón mustios labios en remolino encienden estériles plegarias.









La vida vale menos que un ticket de termas

De la seguridad

pende un olor a subdesarrollo.

Obsesión ética el metal

amamanta a los cabezas de serie

que mercadean

en rebanadas

sin asco el paraíso.

















Fuga


Hastío cuelga del rictus

la moral del rebaño fragmentada confinada al instinto tambaleando bajo su carga.
Un hedor a muerte

le lame los talones

a empellones emprenden

por crispada telaraña de la noche la aventura de la fuga.

























Vigilia

Las papilas afiladas a la lujuria
el viejo, que es mi viejo
afanoso busca en el jardín
yerbas para cebar el mate
“Toronjo toronjo
tinina tinina”
se pasa de tonto
el que no lo adivina.
Como en delirio he desnudado
uno a uno los tubérculos
que darán forma y sabor
a las sopaipillas otoñales.
Tras cortina cristalina de la lluvia
pícaro el Rucapillán
aguarda con las pestañas encendidas.



















Incertidumbre




Viscoso

tremolante triza

y solloza el verano calcinado sin párpado

ni lágrima.

Ya no es cierto que somos tan salvos ya no es cierto que somos tan vigorosos

y  eternos. Ya

No

Es cierto.








Olga Fontana Toro Muñoz: Profesora, investigadora del folklore y escritora, nacida en Matte y Sánchez, comuna de Carahue, región de la  Araucanía- Chile.



En 1992 funda y promueve la agrupación “Poetas de la Lluvia” en la comuna de Pucón e impulsa el proyecto “Familia de los Poetas de la Lluvia”, entre años 1993- 1999, destinado a recoger la sabiduría del pueblo a través de la poesía en la región de la Araucanía.