miércoles, 13 de junio de 2018

DAMARIS CALDERÓN



SIN PARACAIDAS



De abismo en abismo

desprendiéndome de todo lo minúsculo

desconocida como la palma de mi mano

en el cielo de Quito vi la gran fiebre

la gran res pastando

la gran res luminosa que nadie puede tocar

la manada el piñón de palabras saltando

las venas indígenas azules

      ruido

            ecuatorial

el centro del mundo

un órgano

una música feroz

un  plato de tripas calientes

la catedral del oro

el hambre del oro

la devoción del oro

la miseria del oro

la acuarela violenta de Quito

las calles que suben al cielo de Quito

el empedrado

que baja a la boca del infierno.

El cielo la página de Quito

el poema hecho de la saliva espesa de la noche

noche de fiebre y de objetos de apariencias de nombres

que cambian de sitio.

Antes estuve acá ahora allá cortada

por el espejo el reflejo ecuatorial

cargando en mulas mis antepasados

una recua de mulas

abuelo va cortando el aire con un cuchillo

el aire a cuentagotas se deja apenas respirar

subiendo a la tierra bajando al cielo

echando sangre de narices

estallando como un bumeran o como un boeing

volando sobre la sábana sobre la frazada de alpaca

empalada por dos indios amarrados los ojos

en el delirio de la fiebre del plátano.

La fiebre que envidian los que no llegan al centro del mundo

al centro del ombligo

al centro del hambre

al centro del hombre

a la mitad del miedo.

Las islas esparcidas como cuentas

como ojos arrancados relumbrando

platería joyas sombreros bisutería

el museo del hombre

costa de Guayaquil

hecha a los peces a los guacamayos

a la alegría de la camisa de fuerza del turista multicolor

       Cuenca

atravesada por los cuatros ríos

el dolor de los techos de tejas y el sonido de las goteras de la lluvia

el balido del ovillo de lana

el balido de la oveja antes de ser carneada

SE ASAN CABRITOS

SE ASAN CHANCHOS

SE ASAN CUYES FRESCOS AL HORNO

   AQUÍ

Las calles empinadas

Las catedrales las iglesias la devoción

La flema la flama el escupitajo la sangre de narices

Los angelitos negros

( a la virgen le cortaron las tetas).

Las palabras palpitando como animales temblorosos en cuatro patas

el crepúsculo rojo sangriento

      una víscera humeante

Las palabras atravesadas por la taquicardia

el cielonegroaplastante asfixiante de Quito

el vientre     la gran res

la medida de mi muerte y sus ojos novillos.

10







OSCURO



            Todo debe ser demasiado.

            El dolor de la palabra dolor

            arrastrando el peso de sus coyunturas

            el dolor  inarticulado

            el dolor de las articulaciones  las vejaciones

            de las prisiones las cárceles de aire

            el dolor que embota  amputa  anestesia

            el dolor que debe doler

            las luces crueles de las linternas crueles

            como guiños de ojos

            crueles que no veremos más

            la aguja entrando en la carne

            el manotazo de la noche

            el zarpazo   el lanzazo de la noche

            los lanzas

            el alcohol de la noche

            el océano de la noche

            el destilado del sol los borrachitos

            el hueso el osobuco el costillar la costilla humana

            la borrachera la tarantela la vida sin herrar.





12





PARA CERRAR LOS OJOS



Toda mi vida soñé con los caballos.

Ser un caballo.

Astas de viento.

Ancas de viento.

El vigor de los jóvenes potros.



Ahora que voy a morir

déjame ver los caballos otra vez.



Cuando la lengua se deshace

sin palabras ni tierra que pronunciar.

Cuando la espuma deja a mis pies

un cerco efímero

Y todo es borrado por las aguas

barrido por la niebla

déjame ver los caballos otra vez.



Una carrera.

Otra carrera.

Ninguna carrera.

Cuando el manzano es la memoria del manzano

            su cáscara.

Déjame ver los caballos otra vez.

Puro vigor.

Puro deseo animal.

El macho monta a la hembra.

Muerde el pelaje.

Dobla las patas.

La penetra.

Escucho el relincho.

Tiemblo más que la hierba húmeda.

Vencida.

Despojada del hábito de ser humanos

déjame ver los caballos otra vez.






DAMARIS CALDERÓN, La Habana, Cuba, 1967. Poeta, narradora y ensayista. Licenciada en Letras por la Universidad de La Habana. Magíster por la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), Santiago de Chile.

  Ha publicado los poemarios: "Con el terror del equilibrista", Edic. Matanzas, Cuba, "Duras aguas del trópico", Edic. Matanzas, Cuba, "Se adivina un país"Edic. UNEAC, La Habana, Cuba, "Guijarros"1ra Edición "El Túnel", La Habana, Cuba, 2da Edic. RIL Ediciones, 1997, Santiago de Chile, "Duro de roer", Edic. Las Dos Fridas, Santiago de Chile, (2da. Edición, Ediciones Unión, La Habana, Cuba),"Babosas: dejando mi propio rastro",Edic. Las Dos Fridas, Santiago de Chile,"Sílabas. Ecce Homo"(1ra Edic. Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2da Edic. Editorial Letras Cubanas, La Habana, Cuba) , "Parloteo de Sombra", Edic. Vigía, Matanzas, Cuba y "Los amores del mal", El billar de Lucrecia, México, 2006.

  Poemas suyos aparecen incluidos en diversas antologías sobre poesía cubana y latinoamericana actual. Parte de su obra ha sido traducida al inglés, al holandés, al portugués, al francés y al servo-croata. Obtuvo varios premios nacionales dentro de Cuba, entre ellos, el premio de poesía de la revista Revolución y Cultura, Premio el Joven Poeta y el premio Ismaelillo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

  En 1999 obtiene el premio de poesía del diario El Mercurio, Santiago de Chile.

  Ha obtenido dos veces la beca de Creación del Fondo del libro y la lectura, en Santiago de Chile.



http://www.crearensalamanca.com/diez-poemas-de-la-cubana-damaris-calderon-pinturas-de-carol-nelson/