DE JUNCOS Y HUMEDADES
I
Puedo hablar de las humedades
de este cuerpo
que es todo sed
cuerpo nube que
parpadea
cuerpo de olas
transparentes.
Puedo hablar del
viento
Decir que se desloma
por mi cauce
luminoso y salino
y enjuaga su rostro
y esconde en mis
juncales
el sudor de sus
palmas.
Puedo hablar de tu
lengua tumefacta
mi río poderoso
tu arrastre y empuje
de mis brazos ramajes
enredados en tu
cuello de minotauro.
II
Puedo decir que se quedó mi sexo
respirando sobre las
piedras.
Respirando el
recuerdo del medio día.
Tal vez decir que
dueles en la espesura de mi centro/centro
en el recuerdo del
agua salobre.
Fluye por mis venas
el amor
baja por mis
silencios
gota
a gota.
Ay como roza mis
junquillos
como sisea con su
lengua víbora
mi vocación de luna.
Ay como se cuartea la
vida en menguantes
cuando no estás.
III
Nada es verdad amor
sólo el deseo que
nace
cuando me miras con
los ojos líquidos.
Niña mala soy
llena de bocas
de sangre
espoloneando mi vientre.
Nada es verdad me
dices
reposando en mi seno
desnudo
sólo tú
la simetría de tu
amor
tu cuerpo florecido
y las horas
desvanecidas en tu espalda.
IV
Mi hombre/gaviota
clava las garras en
mi costilla
unge mi sexo con
besos y saliva.
Me hundo en su abrazo
y otra vez
en silencio
soy ola
caricia de a-mar
cuerpo lleno de
agitaciones.
Gorriona de orgásmico
aleteo
gemido que corta el
aire.
Mi hombre/gaviota
estoy perdida en tu
paisaje
en tus juncos y
humedales.
Ven
el paraíso es más
bello desde acá
el tiempo no hiere
acércame tu voz
dibuja mariposas de
fuego con tu aliento
ondúlate en mi
cadera.
Meditando Cicatrices
Escribo desde la cicatriz que dejó la historia,
desde antaño cabalgo sin alas
porque los ángeles son hombres
porque Dios es hombre
robó mi divinidad.
Desde la marca que dejó el ayer
le hablo a la de voz profunda
que quiere gritar
después de centurias de silencios
Queremos perfección,
eliminar las líneas que nacen en el rostro
el paso del tiempo en el vientre.
Nos ofrecen resultados inmediatos
y olvidamos los surcos de nuestra historia
las quemaduras allá en Salem.
Han sido días muy largos
somos miles las que esperamos
una intervención quirúrgica
que nos devuelva sangre, honor.
En sus pequeñas habitaciones nos llamaron impías
herejes.
Desde el púlpito
levantando el cetro de poder nos mutilaron.
Desfiguradas yacemos
apenas alumbradas por una luz mortecina.
En la noche de los orígenes
el verbo ya no fue.
Fuimos preferidas por la naturaleza
dotadas de sabiduría.
Aberración,
tanto poder no debía permitirse.
En su afán por anularnos
cocieron nuestros labios
con el hilo de sus ideas
dejaron fisuras para alimentarnos de vacío.
De tanto padecer
empezamos a soñar con manjares filosóficos.
Nos han intervenido
maquillado el cuerpo
infringido nuevas marcas
pero necesitamos agujas muy gruesas
que traspasen las capas de vida
y regeneren el alma.
Ahora miro mis cicatrices desnudas
me cansan
tiendo la mano
trato de aferrarme a un territorio conocido
quizás a otra cicatriz.
Este cuerpo, tan mal interpretado
donde se han escrito historias,
se sintoniza a un lenguaje misterioso.
La suave línea aterciopelada
que une el ombligo al pubis
la alegre sutura que atraviesa el vientre
los pezones curtidos.
La pronunciación del cuerpo es una bendición.
La obsesión por las formas desaparece.
las texturas se vuelven perfectas.
Este nuevo dolor que se escribe en la carne
es voluntario.
https://poetassigloveintiuno.blogspot.cl/2015/05/taty-torres-diaz-15978-poeta-de-chile.html
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