Lo
que he perdido
He perdido mi cédula de identidad,
la tarjeta RUT,
la BIP
Un anillo de acero quirúrgico,
la inocencia.
He perdido a Dios,
algún diente,
la esperanza.
Un libro de Jodorowsky
rasgado.
La fotografía de mi madre,
Un hermano.
No está en la cárcel
ni en el manicomio.
No está muerto
Lo he perdido
Así se pierde el cuchillo
hundido en la carne.
EN PAZ
Un día estaré tan vieja,
tan sorda y ciega,
que te veré en el rostro
de un amigo de mis hijos.
¡Olecram!..Exclamaré,
con mi vocecita, de gata enferma
al verlo entrar en la sala.
Él, intentará en vano, explicar,
que su nombre es: Gabriel,
o tal vez Pedro…
Se despedirá urgido
nervioso ante mi insistencia
de llamarlo Olecram,
lanzará antes
una mirada de lástima
a la pobre vieja loca.
-Adiós, Olecram, vuelve pronto- le diré
alzando mi rugosa mano.
-Adiós señora, dirá el hombre-
Yo convencida de haber visto tus ojos
abiertos y encendidos.
Podré por fin, cerrar y apagar los míos.
Glacial
Hace
frío en las calles,
un
frío violento que perfora los huesos,
yerma
las avenidas.
Los
niños se escapan a los arenales.
El
frío les sigue,
les
pisotea los talones desnudos,
les
rasga la sombra blanca del secreto,
los
arrastra.
Devastados
los niños se dispersan
se
adentran en las caletas
se
vuelven cojos
tuertos,
veteranos.
Pronto se les hunden los dientes
les
crece el espanto,
se
quedan mustios,
y
castigan a Dios.
Los
niños no volverán al colegio.
Ni
a la casa de la abuela,
a
comer galletas.
Emigrarán
las cárceles.
A
la sombra de las palabras y perpetuos,
vagarán
sus recuerdos infantes.
Hace
frío, mucho frío
y
no es invierno.
La
Condena
Tuve que construir sola mi casa
vivir en ella sin habitarla.
-Los cigarros matan el hambre,
cuándo el hambre muele las tripas-
dice, la flaca que vende seguros de
vida.
Mis pasos todos equívocos
me llevaron a los confines
nunca caí tan bajo, nunca solté la
vida.
Aun lapidada en la plaza del pueblo
tendí mis amantes como trapos sucios.
Me corrompí en el anhelo de la
palabra.
Cortaron mi pelo,
Me arrastraron
llenaron de hojas secas mis palmas
alcé la voz al cielo, y este cayó en
mi nuca.
Las sobras de las sobras puse sobre
la mesa
y mis hijos lamieron los huesos.
Hay que trabajar para comer
-le dije a mi niño-
Lo arropé hasta las orejas.
Se quedó solo frente al teléfono
Luego la fiebre lo elevaba.
Había
que comprar remedios,
Parafina,
un anafre, donde calentar el caldo.
-Un día de estos vendrá el papito-
Yo mentía
el crío se pegaba a mis costillas.
Pendencia
Has
construido el peor de los fracasos
No
despiertas compasión alguna
no
me trago tu desdicha
ni
el arrepentimiento que comentas.
Que
sea otra la que te perdone,
que
esa otra, crea tu pesar.
Que ella te llene de tierra y te lleve rosas.
Dejaste
tu sangre correr...
tuve
que lamerla.
No
contento con el daño
te
excusaste en mis faltas.
Reniego
de la hora en que mis hijos
te
buscaron en el horizonte.
Maldigo,
sí, yo maldigo el dolor de ellos,
sus
sueños desplumados.
Les
vi llorar a escondidas
escuché
tu nombre en sus oraciones,
a
veces la fiebre les destrozaba las sienes
tu
mezquindad les robaba la risa.
Tuve
que hacerme de piedra las navidades
el
día del padre y los cumpleaños.
Tuve
que hacer de la vida
un
canto para el olvido.
Mónica Montero
DE : VARONA Y CANTOS A OLECRAM
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